Review: Steven Wilson – The Harmony Codex

Escuchar un nuevo disco de Steven Wilson siempre es una experiencia muy especial para mí. Un momento que anticipo con entusiasmo, preguntándome qué nos traerá ahora. Me gusta tomarme el tiempo para escucharlo detenidamente de principio a fin, y apreciar no solo las composiciones, sino la excelente calidad sónica que caracteriza cada una de sus producciones musicales.

Considero que hoy en día, en todo el mundo, no hay ningún artista musical más interesante que Steven Wilson. Su música es compleja, detallada, con mucho sentimiento, creativa, y sin ninguna orientación deliberadamente comercial.

The Harmony Codex es su séptimo disco como solista (después de una larga trayectoria con Porcupine Tree). Se puede trazar una evolución notable, en la que Wilson ha explorado desde un rock progresivo con diversos matices, llegando hasta el pop y la música electrónica, pero sin duda The Harmony Codex es su disco más experimental a la fecha.

En general, las composiciones que lo conforman no tienen una estructura identificable tradicional (tipo intro-verso-coro). En general, están compuestas por repetitivos ritmos, cuasi dronianos, como base, formados por elementos electrónicos, incluso hasta un poco distorsionados, que me recuerdan un sonido industrial. Sobre estos ritmos, Wilson agrega hermosas, emotivas, melancólicas, y a veces hasta juguetonas partes, usando una diversidad de instrumentos, incluyendo teclados, guitarras, sintetizadores analógicos, y por supuesto, su propia voz.

Wilson tocando sintetizador en su estudio. Al menos de acuerdo a inteligencia artificial.

Por momentos, estos ritmos desaparecen, cediendo espacio a cortos protagonismos de momentos puros de los elementos musicales más suaves y sedosos. Es un delicado balance que nunca abruma hacia ningún extremo. Wilson es un verdadero maestro musical y sabe perfectamente lo que está haciendo.

La única canción que pareciera desentonar con este esquema es "What Life Brings", con su ritmo pop-rock relativamente suave y una guitarra acústica rasgando acordes como instrumento principal.

Impossible Tightrope, una canción instrumental, que además de ser la más larga del disco, me recuerda muchísimo a la música de Camel, pero filtrada a través de la estética electrónica de The Harmony Codex. Conociendo la devoción de Wilson por el rock progresivo de los años 70, estoy convencido de que este sonido Cameloso es deliberado.

Como ha sido tradicional desde su disco Hand. Cannot. Erase., le acompaña en algunas canciones la cantante israelí Ninet Tayeb. A estas alturas, su voz ya es parte de la genética de los discos de Steven Wilson, y con muy buena razón: su tono de voz es hermoso y ejecuta sus partes con mucho sentimiento, poder y claridad. Rock Bottom es el nombre de la pieza en la que notoriamente hacen un dueto, una pieza lenta y emotiva, muy al estilo de Pink Floyd.

Considerando lo denso que es este disco y su duración de 1 hora, es una experiencia relativamente ligera y para nada aburrida. Ninguna parte se alarga más de lo necesario. De hecho, es refrescante escuchar un disco así de original y experimental, el cual debe ser apreciado de principio a fin. Es la antítesis a la cultura actual de singles.

Si alguien nunca ha entrado en el maravilloso mundo de la música de Steven Wilson, no estoy convencido de que The Harmony Codex sea el disco indicado para su inicio. No obstante, recomiendo completamente a todos darle la oportunidad a este disco y apreciarlo por lo que es.

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