Reseña: David Gilmour - Luck and Strange

Después de 9 años desde el lanzamiento de su disco anterior, David Gilmour, el legendario guitarrista y cantante de Pink Floyd, nos deleita con su nuevo álbum, titulado "Luck and Strange". Creo que muchos, alrededor del mundo, anticipábamos con entusiasmo este lanzamiento desde su anuncio.

La música del álbum se sumerge en el sonido clásico de Floyd, más de lo que podría haber imaginado, considerando el rumbo alterno que Gilmour tomó con “Rattle That Lock,” su disco previo. Es un retorno a su esencia.

Esto es notorio desde el primer tema -que da nombre al disco- el cual, para hacerlo aún más floydiano, cuenta con la participación póstuma del propio tecladista de Pink Floyd, Richard Wright, mediante fragmentos de un jam con Wright, hace casi 20 años. Esta canción recuerda completamente a Floyd en su último período, algo que sin duda va a cautivar a los fanáticos de la agrupación.

Wright no es la única figura importante en la vida personal de Gilmour que aparece en el disco. En muchos aspectos, "Luck and Strange" es un asunto familiar.

La grabación del bajo estuvo en su mayor parte a cargo de Guy Pratt, quien suplió a Roger Waters en Pink Floyd, y ha acompañado a Gilmour desde entonces. Además, la escritora Polly Samson, esposa de David Gilmour, escribió las letras, labor que ha realizado para todos los proyectos musicales de Gilmour, comenzando desde el álbum de Pink Floyd, "The Division Bell".

Más notoriamente, se incluye en la voz a Romany Gilmour, su hija, en algunas canciones. Ciertamente, uno de los momentos destacados es "Between Two Points", con Romany como voz principal. Este tema casi me produce lágrimas desde su inicio por lo emotivo que me resulta. La voz de Romany es hermosa, así como su ejecución. La música es lenta, nostálgica, intensa y completamente Floydiana.

La letra de esta canción, una cavilación realista de carácter pesimista, nos invita a aceptar las limitaciones de nuestra existencia y nuestra percepción. Cuenta con algunas de las líneas más poderosas del disco:

"Just let them walk all over you. Laugh through the punches and the pain. Let the life-blood drain away from you. They're right, you're wrong."

["Solo déjalos pasar sobre ti. Ríete de los golpes y el dolor. Deja que la sangre vital se drene de ti. Ellos tienen razón, tú estás equivocado."]

Las letras del disco por lo general son bastante realistas, y expresan conclusiones que aluden a la limitación del alcance de nuestra humanidad, la nostalgia por el paso del tiempo y nuestra mortalidad. Para hacer más clara esta temática, el disco incluso contiene una corta pieza instrumental de menos de un minuto llamada "Vita Brevis", que se traduce del latín a “la vida es breve.”

Una instancia de esto se puede ver en la canción "Sings", que abre con la línea, “Darling turn back the clock. Give me time, make it stop." ["Cariño, retrocede el reloj. Dame tiempo, haz que se detenga.]"

Y es aún más evidente en la canción “Scattered”, ”A man stands in a river, pushes against the stream. Time is a tide that disobeys, it disobeys me." ["Un hombre se para en un río, empuja contra la corriente. El tiempo es una marea que desobedece, me desobedece."]

Así como en “The Piper’s Call”,  "The promise of eternal youth. The spoils of fame, a carpe diem attitude." ["La promesa de la juventud eterna. El botín de la fama, una actitud de carpe diem."]

Debo decir que no puedo evitar pensar que el título y la letra de esta canción hacen referencia a otra figura familiar e importante para Gilmour: Syd Barrett, el guitarrista y cantante original de Pink Floyd, quien compuso y nombró su primer álbum, “The Piper at the Gates of Dawn.”

"The Piper’s Call" concluye con un interesante solo de guitarra con sonido de blues.

Y a propósito de los solos, una de las características más distintivas del guitarrista, ¿suenan a David Gilmour? Absolutamente, aunque a mi criterio Gilmour no alcanza las alturas majestuosas a las que solía llegar sin dificultad en sus mejores años.

Aun así, su toque es inconfundible, y para los que hemos sido fanáticos de Floyd y David Gilmour, escucharle tocar es como encontrarse con un sonido familiar y querido. Como una vuelta a casa. Y bueno, incluso un Gilmour fuera de forma es mejor que muchísimos otros guitarristas.

La voz de Gilmour, a sus 78 años, sigue sonando bastante bien. Aunque ya no sea tan dinámica como en otros tiempos, tiene ese conocido tono que siempre será bienvenido.

En el disco aparecen instrumentos que no son tan típicos para Gilmour, tal como el arpa, notoria en "Between Two Points," y "Yes, I Have Ghosts", o cuerdas, especialmente en "Scattered". Luego de esto, el típico arsenal musical, rockero y floydiano, que podríamos esperar.

"Scattered", la canción más larga del disco, con una duración de 7 minutos y medio, es una lenta pieza atmosférica, con una íntima ejecución vocal de Gilmour. La canción concluye con un solo en guitarra acústica, algo no tan usual para el guitarrista, que nos prepara para el verdadero solo final, ejecutado en su familiar Stratocaster.

La única canción que se desvía considerablemente del sonido de rock lento, floydiano y nostálgico es "Dark and Velvet Nights", la cual exhibe un ritmo de rock-jazzy, pegajoso y vibrante, que me trae a la mente el sonido más acelerado y jazzoso del disco previo de Gilmour.

El disco termina con "Yes, I Have Ghosts", una hermosa pieza en guitarra acústica, acompañada de cuerdas y arpa, cantada por Gilmour junto a Romany. Contiene una de mis frases favoritas del disco, con la que muchos podremos identificarnos:

"Yes, I have ghosts, not all of them dead. Making dust of my dreams, spinning round and around, around in my head."

["Sí, tengo fantasmas, no todos están muertos. Convirtiendo mis sueños en polvo, girando y girando, dando vueltas en mi cabeza."]

Gilmour confiesa que, aún siendo él una aclamada, millonaria y legendaria estrella de rock, también tiene que lidiar con sus propios fantasmas. De nuevo aparece la temática de la limitación humana, algo universal.

Creo que con "Luck and Strange", Gilmour está viendo hacia el pasado, y haciendo una recopilación de las vivencias y conclusiones de su vida, desde una perspectiva de la tercera edad, con la sabiduría que esto confiere por la acumulación de tantas experiencias, pero también con la sensación de enfrentarse con la realidad de la inevitable y cada vez más cercana despedida de este mundo.

Es muy significativo haber incluido tantas figuras importantes en su vida, desde Richard Wright, su propia familia, hasta posiblemente Syd Barrett, haciendo de este disco algo sumamente personal.

Y solo podemos especular cuántas referencias personales habrá en las letras al mismísimo Roger Waters. Esto es factible, considerando no solo la notoria y pública mala relación que Gilmour y Waters han mantenido desde que el bajista abandonó a Pink Floyd, sino que encima de todo, Gilmour decidió lanzar "Luck and Strange" el 6 de septiembre, la fecha del cumpleaños de Waters. Esto definitivamente no fue una elección al azar. Debe haber un mensaje ahí para el viejo Roger.

Como dato adicional, la versión del disco para plataformas en streaming incluye, como pista extra, el jam instrumental de Gilmour y su banda, incluyendo a Richard Wright, que fue la base para la canción "Luck and Strange". Un momento grato para cualquier fan de Floyd, así como para quien quiera escarbar más profundamente en el álbum.

"Luck and Strange" es un álbum que recomiendo a todos los aficionados al rock lento con un sonido profundo y nostálgico. Más que nada, me parece imperdible para los devotos de Pink Floyd y la obra en solitario de David Gilmour, ofreciendo una interpretación auténtica de ese sonido que tanto atesoramos. Ningún oyente quedará insatisfecho; este álbum es una continuación digna de su legado musical.

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