Reseña: Marty Friedman - Drama

El nuevo disco de Marty Friedman, titulado Drama, lanzado recientemente, es el décimo octavo álbum en solitario del celebrado guitarrista que alguna vez fue miembro de Megadeth. Una discografía que no es nada menos que impresionante.

Así que, después de casi 25 años de haber abandonado al gigante del Thrash Metal y haberse mudado a Japón para perseguir una carrera en solitario en la industria musical japonesa local, ¿cómo suena Drama ?

Se nota, en primer lugar, que Friedman ha absorbido perfectamente el lenguaje musical japonés. Quien no esté familiarizado con ese tipo de progresiones musicales complejas, melodías altamente elaboradas y a veces un poco disonantes, y la riqueza sonora típica de la música popular en Japón, quizás podría encontrarlo un poco extraño.

Las canciones presentan progresiones que son como una avalancha de interminables acordes, y las melodías y todo tipo de arreglos vuelan sobre ellas por todas partes, sin parar. Algo que podría ser abrumador, pero si se está acostumbrado a asimilar este tipo de estética sónica, esta tendencia a la densidad musical, es una experiencia realmente gratificante.

Aun así, todo está perfectamente ordenado. El resultado es un flujo de belleza constante. Una hermosa narrativa musical. Cada canción es una historia.

Si tuviera que definir Drama en una frase, diría que me suena a “la esperanza en medio de la melancolía.” Y es que todo el disco está envuelto en un cierto sonido melancólico (algo también usual en la música japonesa), pero el disfrute y la entrega con la que toca Friedman parecen superar ese sentimiento, como si la respuesta fuera entregarse del todo a su arte, con algo que va más allá de la resignación a la fría realidad de nuestra existencia, sin negarla.

Técnicamente, Friedman es impecable. Muy limpio y articulado. Altamente expresivo. Pareciera vivir intensamente cada nota que ejecuta, tocando con un grandísimo sentimiento. Es como si supiera hablar a través de su guitarra. No puedo hacer suficiente énfasis en esto. Creo que ningún otro guitarrista contemporáneo me produce esta misma impresión.

Por momentos, hay cierto sonido oscuro que coquetea con convertirse en metal. Considerando el historial metalero de Friedman, esto es de esperarse, pero no es un disco metalero, realmente. Es principalmente un rock duro y melódico.

Drama cuenta además con varias hermosas frases de violín y cello. Hay también conmovedores pianos, que juegan un rol central en el disco. A veces esto pasa desapercibido, ya que todo sucede muy rápido. Es un disco al que hay que prestar atención en cada instante para poder desenmarañar su belleza, complejidad y todas sus múltiples capas musicales. Es de escucharlo atentamente para entenderlo. No es exagerado decir que las canciones son casi mini-piezas orquestales.

El disco es casi todo instrumental. Solamente hay una canción con voz, la power-ballad "Dead of Winter," en inglés. Se incluye además una versión en español titulada "2 Rebeldes." La música es exactamente la misma, pero la melodía vocal no lo es, lo cual da la impresión de ser casi una canción diferente.

Me parece un experimento muy interesante. Me gusta más la versión en inglés. La versión en español tiene una voz estilo emo, algo que no va del todo con mi gusto personal.

La banda que acompaña a Friedman en la grabación está compuesta por excelentes músicos japoneses, salvo el baterista, que fue el legendario Gregg Bissonette. El sonido de la producción musical es fabuloso.

Drama es una obra que captura la esencia de un virtuoso de la guitarra y de un maestro en la narración musical. Su fusión con la complejidad japonesa lo convierte en un viaje sonoro que desafía y recompensa al oyente. Este álbum no solo encantará a los amantes de la guitarra eléctrica, sino que también resonará profundamente con aquellos que aprecian la sofisticación de la música japonesa contemporánea. Es un trabajo que merece ser escuchado con atención, y lo recomiendo sin reservas.

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