El Matrimonio hoy en día: Lo que hay Detrás

Willst du bis zum Tod der scheide,
sie lieben auch in schlechten tagen?

Nein!

A lo largo de mi vida he ido acumulando, mediante mi experiencia personal, formación como psicólogo clínico y diversas fuentes adicionales, una serie de impresiones, aprendizajes y pensamientos sobre por qué en la actualidad no me parece una buena idea casarse, especialmente para un hombre.

Esta constituye la tercera parte de una serie de artículos que compilan algunas de mis conclusiones más relevantes sobre este tema. Puedes acceder a la primera parte presionando aquí.

Hipergamia y Divorcios

Quisiera iniciar esta tercera parte abordando el tema de la hipergamia y cómo afecta a un matrimonio.

Hipergamia es un término que ha adquirido mucha relevancia en los últimos años. Significa la tendencia a elegir a una pareja que cuente con un estatus social más alto que el propio. En seres humanos esta tendencia se manifiesta exclusivamente en las mujeres. Es un fenómeno evolutivo, inconsciente e instintivo. Una tendencia que ellas están naturalmente programadas para seguir durante toda su vida, y ha sido clave para su supervivencia y la de sus hijos a través de la historia.

Aunque una mujer se case, continuará comportándose de acuerdo con su hipergamia. En términos prácticos quiere decir que siempre estará activamente buscando una pareja con un status social superior al de su pareja actual, y si puede asegurarla, abandonará a la actual al instante, sin ver atrás. Es una conducta natural e instintiva.

Comprender esta tendencia femenina no debería generar resentimiento por parte de los hombres. Se trata de aceptar la realidad tal como es. Hay razones evolutivas significativas por las cuales las mujeres han desarrollado estos mecanismos inconscientes. De hecho, simplemente entender su existencia y cómo opera esta tendencia natural podría resolver muchos malentendidos y ayudar a los hombres a lidiar mejor con la situación.

Por lo general, las mujeres aseguran una nueva pareja antes de dejar a la anterior, por lo que si una mujer casada iniciara un proceso de divorcio, probablemente ya habrá asegurado a su nueva pareja primero. Además, hay estadísticas que indican que los divorcios han aumentado en las últimas décadas, siendo en su mayoría iniciados por las mujeres. La hipergamia es uno de varios factores que contribuyen a este fenómeno.

Es crucial tener en cuenta que las leyes que regulan los divorcios, en la actualidad, favorecen cada vez más a las mujeres, especialmente en países occidentales. En un divorcio, es probable que una mujer obtenga no solo la custodia de los hijos, sino también una parte significativa de los bienes de su esposo.

Si una mujer considera que ya tiene asegurados los medios para subsistir cómodamente gracias al dinero que su esposo, (quien como vimos en la segunda parte de esta serie, probablemente ni siquiera le resulte tan atractivo,) estará obligado por la ley a darle después de divorciarse, puede que incluso inicie un proceso de divorcio a la primera oportunidad que le sea posible.

He escuchado que hoy en día hasta ha surgido entre muchas mujeres la idea de que "el primer matrimonio es por dinero, y el segundo es por amor". En otras palabras, casarse primero con un hombre que, aunque no les resulte verdaderamente atractivo, tenga posibilidades económicas significativas, divorciarse asegurando recibir dinero, propiedades y activos de ese primer esposo, y luego casarse con alguien quien realmente les provoque atracción.

Considerando lo expuesto, podemos concluir que casarse no suena como tan buen trato para un hombre: su pareja siempre tendrá en mente, instintiva e inevitablemente, la idea de "reemplazarlo por alguien mejor" debido a sus tendencias hipergaminosas naturales. Aunque esta dinámica ha existido desde siempre en las mujeres, servicios en línea como redes sociales y aplicaciones para citas facilitan mucho este proceso. Además, legalmente, una mujer puede recibir la mitad o más de los bienes del hombre al divorciarse, incluso si ella misma inició el divorcio.

Es importante entender que, por lo general, una mujer contará con el respaldo de las leyes de divorcio, incluso si sus argumentos para divorciarse son difíciles de comprobar e incluso irreales. A menos que haya un cambio en las leyes para favorecer resultados más justos, involucrarse en una situación así será sumamente arriesgado para un hombre.

Un dato a tomar en cuenta es que el considerable aumento de los divorcios comenzó en la segunda mitad del siglo XX y se correlaciona con la aparición y el uso generalizado de anticonceptivos hormonales y la expansión global del feminismo.

Anticonceptivos, Feminismo y Aplicaciones para Citas

Las mujeres siempre han sido selectivas para elegir a una pareja. Es la hipergamia operando en su esplendor. Se ha dicho que en parte, gracias a esto, la especie humana ha logrado prosperar, ya que, al menos en teoría, las mujeres se han encargado de hacer un filtrado y preservar para la posteridad solo el material genético de los mejores individuos. Pero esta tendencia selectiva natural ha sido distorsionada gracias a 2 grandes inventos modernos: los anticonceptivos hormonales y las aplicaciones en línea para citas.

Hoy en día los damos por hecho, pero el invento de los anticonceptivos hormonales es algo relativamente nuevo para los seres humanos. No llevan ni siquiera 100 años de haber sido inventados y estar ampliamente disponibles. Es una nada comparada con la cantidad de años que los seres humanos llevamos existiendo sobre la Tierra, y si lo consideramos, los anticonceptivos son contrarios a la forma en que hemos evolucionado naturalmente.

Si bien los hombres experimentan un deseo sexual considerablemente más recurrente que las mujeres, esto no implica que ellas no vivan también presa de la influencia de brotes de un fuerte impulso sexual, especialmente en sus años de juventud y mayor fertilidad. Si no compartiéramos eso ya nos hubiéramos extinguido hace mucho, supongo.

Así que de pronto, cuando una joven se encuentra con un masculino tipo alfa, se encanta súbitamente, despertando su deseo, ya que nota los rasgos que nuestra especie está diseñada para querer preservar. Es decir, al presentarse frente a ella un tipo que parece tener un excelente material genético, la especie ha determinado que ella debe reaccionar con un considerable deseo e impulso sexual, buscando capitalizar en este encuentro fortuito para lograr un preciado embarazo.

Pero normalmente, cuando una mujer queda embarazada, se ve forzada a enfocarse a la crianza del bebé, algo que toma años. Aunque lo deseara, al menos durante ese relativamente largo periodo no se puede permitir involucrarse con otros hombres de forma promiscua, o se estaría arriesgando a tener que cuidar más bebés paralelamente, y probablemente sin el apoyo, la protección y los recursos que los padres de las distintas criaturas proveerían, ya que, de forma natural e instintiva, los hombres rechazan la crianza de hijos que no sean suyos.

Es decir, la naturaleza misma provee este freno a las propias tendencias promiscuas femeninas que brotan cuando las mujeres se encuentran con otros tipos que despierten fuerte y súbitamente su impulso sexual.

Sin embargo, con el uso de anticonceptivos, un embarazo nunca llega a surgir. Lo que ha surgido en su lugar ha sido una disminución en la capacidad de apego femenino. Esto es paulatino, y ocurre debido a la promiscuidad que los anticonceptivos permiten tener.

Como mencioné en la primera parte, al mantener relaciones sexuales con un hombre, los procesos inconscientes y bioquímicos de apego emocional hacia él comienzan a darse en una mujer, por la posibilidad de verse embarazada, pero debido al uso de anticonceptivos el embarazo nunca llega, lo cual empieza a confundir a su cuerpo, por así decirlo. Esto también anula el freno natural que existe para regular su propia promiscuidad.

Agregado a esto, por sus propias tendencias hipergaminosas, ella mantiene en mente sus intenciones para conocer y asegurar a “un mejor tipo”. Esperándola está una interminable cantidad de pretendientes disponibles en aplicaciones en línea para citas, algo nunca antes al alcance de las mujeres. Reforzado además por el feminismo, esta misma mujer pronto se encuentra teniendo relaciones sexuales con un tipo diferente, iniciando de nuevo el proceso bioquímico de apego, seguido por la confusión corporal al no llegar nunca el embarazo.

Al repetir en serie este ciclo, una y otra vez, el resultado ha sido que muchas mujeres han ido disminuyendo su capacidad para crear el apego bioquímico que surge naturalmente en ellas cuando mantienen relaciones sexuales con sus parejas, como si esa función en sus cerebros hubiera tenido una especie de corto circuito. Como si la hubieran desgastado. Tiene sentido. De cierta forma le han enseñado a su cuerpo, y a su cerebro, que no es necesario crear ningún apego emocional con su pareja sexual, ningún vínculo personal, ya que el embarazo no va a surgir, y además pronto estarán con alguien distinto.

Me resulta muy interesante entender esta facilidad innata para cambiar de parejas por parte de las mujeres, la cual no solo se observa por su hipergamia, sino también a través de una dinámica evolutiva que en la comunidad Red Pill llaman “Novias de Guerra" ("War Brides.”) Puedes leer más aquí, en este brillante artículo de Rollo Tomassi.

Pero en fin, esta disminución en la capacidad femenina de apego tiene un impacto negativo en la vida de los hombres y en los matrimonios. Algunas consecuencias son mayor infidelidad por parte de la mujer y una mayor probabilidad de que ella solicite el divorcio. Hay estadísticas que respaldan que ambas situaciones están correlacionadas positivamente con la cantidad de parejas sexuales que una mujer haya tenido previo al matrimonio.

Podríamos interpretarlo simplemente como un riesgo adicional, para agregar a la enorme lista de riesgos que casarse hoy en día conlleva, especialmente para un hombre. Saber esto también amplía nuestro entendimiento de por qué los hombres siempre han rechazado instintivamente a las mujeres promiscuas, considerándolas de por sí como de menor valor, y de mayor riesgo a la certeza sobre la paternidad de sus hijos.

Es importante aclarar que esta pérdida en la capacidad de apego emocional, gracias a una hiperpromiscuidad, no sucede en los hombres de la misma forma, ya que de naturaleza ellos están diseñados para buscar múltiples parejas sexuales y esparcir su genética lo más que puedan.

Las mujeres, en cambio, han evolucionado para filtrar por su aptitud a los hombres, y formar un vínculo y comprometerse a largo plazo con uno de ellos, debido a lo vulnerables que son al quedar embarazadas y la necesidad de recibir cuidado y provisión para sus hijos por un período prolongado. Esto es lo ideado naturalmente por nuestra especie, y menos de 100 años de anticonceptivos no van a cambiar cientos de miles de años de evolución.

Un dato adicional interesante es que las mujeres que están tomando “la píldora” tienden a escoger a hombres con rasgos contrarios a los “tipos alfa,” a quienes típicamente se sienten atraídas, ya que, sin entrar a detalles, estos métodos anticonceptivos hormonales tienen el efecto secundario de causar confusión en su organismo y su percepción. Muchas veces, al suspender los anticonceptivos, se dan cuenta de que su pareja en realidad les parece débil y poco atractiva.

La naturaleza no pudo anticipar la aparición de los anticonceptivos hormonales, su combinación con las aplicaciones en línea para citas y la promiscuidad promovida por el feminismo, aunque ya estamos descubriendo algunas de sus consecuencias. Y no hay marcha atrás. El ser humano tendrá que adaptarse a esto y buscar nuevas formas de convivir que se ajusten a esta realidad.

Tasa de Matrimonios en Descenso

Una de las formas en que los seres humanos se han adaptado a estos cambios sociales que he descrito ha sido, de hecho, que la cantidad de individuos que busquen casarse haya ido disminuyendo.

Por un lado, además de la disminución en su capacidad de apego emocional, las mujeres tienen la influencia del feminismo, que les refuerza diariamente la idea de que “no necesitan de un hombre”. También las incita a ser madres solteras o incluso a no tener hijos, algo que va en contra de su propio instinto y les causará una insatisfacción inconsciente, manifestada en diversas neurosis. Además, las ha influenciado a postergar el matrimonio hasta el último momento o a evitarlo por completo.

Los hombres, por su parte, han adquirido una mejor noción sobre cómo las leyes matrimoniales y de divorcio favorecen desproporcionadamente cada vez más a las mujeres, y muchos evitan casarse solo para evitar ese riesgo.

Además, debido a la actual hiperpromiscuidad en las mujeres (que gracias al feminismo ya no es tachada por la sociedad de forma tan negativa como tradicionalmente ha sido), uno de los mayores incentivos que tenía un hombre para casarse, que era obtener una forma de satisfacer su constante necesidad sexual, ha perdido su valor. Hoy en día, un hombre puede obtener sexo relativamente fácil a través de aplicaciones en línea para citas, aunque no con la misma facilidad que una mujer y, por supuesto, solo si es considerado suficientemente atractivo.

Este último punto excluye a muchos hombres debido a los estándares femeninos cada vez más altos, desproporcionados e incluso irrealistas. Estos estándares han ido en aumento, en parte por la influencia del feminismo, que transmite a las mujeres el mensaje constante de que merecen solo lo mejor, independientemente de si son equivalentemente lo mejor.

Otro factor que ha aumentado irrealmente el sentido de valor propio en las mujeres es la enorme atención que reciben constantemente en redes sociales y aplicaciones para citas. Saben además que, si descartan a un hombre, habrá muchos otros (aunque sean de calidad cuestionable) esperando por ellas en estas aplicaciones en línea.

Todo esto le indica a cada una que sin duda alguna ella es “sumamente especial,” y su valor es muy muy alto. Incomparable.

Obviamente, esto no es cierto. Es imposible que absolutamente todas las mujeres (o todas las personas) sean de un valor “alto e incomparable”. Llegar a creer esto provoca gran insatisfacción en las mujeres en la actualidad, ya que la mayoría nunca logra obtener a ese hombre de valor altísimo que ilusamente creen que se merecen. Y si lo obtienen, usualmente no será más que para una aventura pasajera, siendo ellas mismas descartadas al día siguiente, ya que los hombres generalmente no tienen ningún problema en descargar su energía sexual con mujeres que consideren de bajo valor, incluso promiscuas, pero no las llegan a tomar en serio.

Desde luego, esta ilusión femenina sobre su propio valor también es motivo para que una mujer evite casarse, porque “nunca encuentra a alguien que valga la pena”.

Se dice que hoy en día las mujeres ya solo perciben como atractivos al top 10% de los hombres, los cuales reciben toda la atención y sexualidad colectiva de ellas cuando están en sus mejores años.

Al 90% restante casi solo le queda la opción de mantenerse en espera por su turno para casarse con una mujer que no solo no se sentirá verdaderamente atraída hacia ellos, sino que estará lejos de sus años de plenitud de belleza y juventud, y que probablemente ha sido previamente activa sexualmente con decenas, o hasta centenas, de hombres distintos. Esto último, como ya expuse, es causa de problemas importantes en una relación, y de por sí, algo que los hombres rechazan naturalmente.

Muchos hombres han despertando a esta realidad y eligen mejor no casarse que hacerlo con alguien así.

Realidad

Debido a todo lo que he expuesto hasta ahora en esta serie de artículos, se puede llegar a la conclusión que casarse hoy en día es algo sumamente arriesgado, especialmente si se es un hombre. No estoy convencido que valga la pena.

No sé qué voy a pensar en el futuro. Puede ser que cambie de opinión, o que yo mismo caiga presa de esa trampa de la naturaleza, pero por el momento la posibilidad de considerar llegar a casarme me parece cada vez más distante.

Siempre he estado interesado en entender la realidad de la forma más objetiva posible, aunque sea difícil de aceptar, aunque vaya en contra de lo que yo quisiera que fuera. Y después de llegar a entender lo aquí expuesto, que no es más que nuestra propia cruda naturaleza humana, ya no puedo no verlo. No puedo pretender que no es así. Esta es la realidad.

No voy a perder mi tiempo engañándome con la existencia de un mundo ideal, para luego golpearme contra la fría pared de lo real.

Y sinceramente, disfruto demasiado de no ser responsable de nadie más que de mi propia persona, de mantener mi independencia por completo, y especialmente de que nadie me esté comprometiendo, reclamando, demandando, o incluso fastidiando, en ningún momento.

Debo hacer énfasis en que es especialmente importante para todo hombre educarse sobre las leyes de divorcio, la naturaleza femenina y las dinámicas intersexuales. No hacerlo es invocar problemas, especialmente en nuestra cultura mundial actual feminista, a través de la cual se busca adoctrinar a todos que la realidad es contraria a nuestro comportamiento natural, definido por miles de años de evolución.

Casarse es algo artificial, un arreglo social creado para satisfacer algunas necesidades básicas, pero es causa de considerables problemáticas adicionales que la mayoría de las personas ni ven venir. Los problemas surgen por nuestra cultura actual y, sobre todo, por nuestra propia naturaleza humana, la cual no es completamente compatible con un arreglo matrimonial.

Quien decida casarse, tanto hombre como mujer, debe estar muy claro de qué se trata realmente y estar preparado para afrontar todo lo que va a llegar a pasar.

Por lo pronto, les dejo las palabras del sabio viejo Schopenhauer, "En general, el matrimonio es una empresa aventurada, un juego de azar en el que hay muchas probabilidades de perder y pocas de ganar. Hacedme caso, no os caséis. Seréis más felices.”

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