Peter Gabriel siempre ha sabido mantener un excelente equilibrio entre consideraciones comerciales y elementos artísticos y experimentales en su música. Inevitablemente optimista, a veces caótico y siempre profundo. Su voz, al igual que su personalidad, compleja y única.
Desde que abandonó Genesis a mediados de la década de 1970, lanzó un disco tras otro, culminando en 1986 con “So”, el álbum más exitoso de su carrera. Desde entonces sus lanzamientos han tenido cada vez más años de por medio: Us, en 1993, Up, en 2002, y finalmente, 21 años después, su primer álbum de música completamente nueva, I/O.
I/O es un álbum que tuve que escuchar numerosas veces antes de poder empezar a desenmarañarlo. Hay mucho por escuchar y mucho que decir, no solo sobre las canciones, sino también sobre la original forma en que el álbum fue lanzado.
Cuando Gabriel anunció un nuevo álbum, aclaró que su lanzamiento sería un proceso paulatino, lanzando una canción nueva con cada luna llena, durante un período de un año, y luego recopilaría las 12 canciones que conforman el álbum, lanzándolo de forma unificada.
Además, cada canción fue lanzada en dos versiones distintas: Bright-Side Mix y Dark-Side Mix. En esencia, es la misma canción, conformada por exactamente el mismo set de grabaciones realizadas por Gabriel y su banda; la diferencia entre las dos versiones es que fueron mezcladas por dos distintos ingenieros de mezcla, cada uno con su propio sonido y filosofía estética particular.
Por el momento me gusta más la versión Bright-Side Mix de las canciones. Quizás la diferencia entre ambas versiones no sea tan grande, pero para mí es notoria: la versión Bright-side, realizada por Mark "Spike" Stent, suena muy limpia, con mucha claridad y profundidad, con un sonido pulido que inmediatamente puedo asociar con el sonido tradicional de un disco de alto nivel.
La versión Dark-side, realizada por Tchad Blake, me suena como la versión alterna, con un sonido más agresivo y distorsionado, que podría asociar con música más edgy y menos mainstream. Cada versión además realza distintos elementos en las canciones.
Y una cosa más: en sintonía con la temática lunar, los nombres dados a las dos versiones hacen referencia a los dos lados de la luna, es decir, su lado brillante y su lado oscuro.
Pero en fin, durante los primeros meses, con cada luna llena, estuve pendiente de cada nuevo lanzamiento, pero confieso que eventualmente perdí la pista y decidí que preferiría esperar a que el álbum estuviera completo para poder escucharlo de principio a fin. Por fin está disponible, en la forma de un álbum doble que recoge ambas versiones de las mezclas.
La existencia paralela de estas dos versiones me resulta muy interesante. No solo ilustra cómo dos ingenieros de mezcla distintos pueden hacer que una canción, conformada por exactamente las mismas grabaciones, suene diferente, sino que además crea la oportunidad para expandir el ciclo de vida del álbum, dándole al oyente la posibilidad de explorar una interpretación distinta de las canciones, al ya haberse agotado de escuchar repetidamente una de las versiones.
Adicionalmente, y para hacer este asunto de las distintas versiones aún más complicado, existe una versión más del álbum: In-Side Mix, el cual es el nombre de la ya reglamentaria versión en Dolby Atmos, el formato de audio inmersivo y envolvente, cada vez más adoptado por la industria de la música.
Hoy en día todos los lanzamientos de artistas reconocidos se espera que incluyan una versión en Dolby Atmos, adicional a su versión normal en estéreo. I/O no es la excepción, solo que en su caso son tres versiones del álbum en su totalidad: Bright-Side Mix y Dark-Side Mix, ambas en estéreo, y finalmente, In-Side Mix, la versión en Dolby Atmos.
Quizás para algunos sea demasiado. Por mi parte, aunque me gusta el formato Dolby Atmos, aún no me convence por completo, ni considero que sea necesario, o que vaya a prevalecer. Creo que por la simple razón de que los humanos tenemos dos oídos, el formato estéreo seguirá siendo el estándar. Al menos por ahora. No obstante, es un hecho que el formato Dolby Atmos ha crecido en uso, e imagino que seguirá haciéndolo.
Y en relación a la existencia de las dos versiones en estéreo de I/O, me parece un experimento muy acertado e interesante por parte de Gabriel, y me encantaría ver a más artistas siguiendo esta misma línea con sus nuevos álbumes.
Así que dicho esto, por fin voy a mencionar la música de I/O. Lo primero que quiero recalcar es que Peter Gabriel ha dicho que viene componiendo y trabajando en las canciones que conforman este álbum desde hace muchísimo tiempo, aproximadamente desde la época de Up, y esto es evidente. Todas las canciones son muy elaboradas, con múltiples partes y arreglos, todo muy bien pensado y ejecutado, y sonando impecablemente.
Hay tanto por escuchar, tantos detalles por todas partes, lo que hace un poco difícil llegar a asimilar todo el contenido del álbum hasta haberlo escuchado múltiples veces, pero puedo decir que con cada nueva vez que lo escucho he ido encontrando más sentido y aprecio por las canciones.
El estilo es típico de Gabriel, algo que vagamente podríamos describir como art-pop, con algunos aspectos experimentales y matices de world music. Más que canciones innovadoras, creo que es una versión perfeccionada, más expansiva y densa, de la música que Peter Gabriel ha realizado durante su carrera como solista.
Por todas partes hay guitarras, cuerdas, pianos, coros femeninos, sonidos electrónicos y percusión, todos los elementos intrínsecamente posicionados, nunca compitiendo entre ellos, sino complementándose de una forma muy armónica.
En un par de canciones hay trompetas que hacen una clara referencia al sonido de los años 80, algo que encuentro un poco cheesy, pero por suerte su uso es limitado.
Varias canciones se mueven de forma lenta, con una base de piano y atmósfera profunda, sobre la que Gabriel canta con absoluto sentimiento. Son de mis momentos favoritos del álbum.
A mi criterio, I/O iguala, y en ciertos sentidos hasta supera, los álbumes más celebrados de Gabriel, como So y III, (mejor conocido como Melt). Creo que sin duda I/O es el álbum que mejor suena de toda su carrera. Grabado y producido en Real World Studios, el famoso estudio en Wiltshire, de su propiedad, Gabriel pudo aprovechar al máximo todos los avances tecnológicos modernos para la realización de un exquisito álbum que suena absolutamente perfecto.
Y en el centro de toda la música se encuentra la estrella, la inconfundible voz de Gabriel, sorprendentemente en forma, considerando su venerable edad de 73 años. Si bien muchos cantantes, con el paso de los años, empiezan a sonar distinto, y hasta mal, esto no se aplica a Gabriel, quien no suena muy lejos de cómo sonaba en sus años de juventud. Esto lo celebro.
No es ninguna sorpresa que I/O haya sido muy bien recibido, e incluso alcanzado el puesto número 1 en varios países. Es una hermosa, compleja, elaborada y profunda obra. Recomiendo muchísimo que todos se tomen el tiempo de sumergirse dentro de I/O, y lo escuchen la cantidad necesaria de veces para permitirse explorarlo y asimilarlo.